“EL NO ES AMIGO”
Alejandro Garcia Magallón
Me decidí titular esta colaboración con la frase de
arriba por el simple hecho de que no hay mejor forma de reflejar la
caricaturesca posición que mantienen muchos de los dueños de medios de
comunicación en esta ciudad: tan ruin y pintoresca como varios de los
personajes animados con los que representan a los mass media en los Estados Unidos (lo siento, no pude dejar de
pensar en Jonah Jameson, jefe de Peter Parker).
Lo cierto es que en todos los medios existen
criterios para dar a conocer o no una nota, y aun cuando cada uno de esos
criterios puede ser discutido, estos siempre deberían (¡deberían!) ser
relativos al valor periodístico de la información. Lamentablemente, y no se necesita ser experto
en la materia para darse cuenta, la realidad nos demuestra que no es así.
Cayendo en el campo de la obviedad, esto es
desastroso para el periodismo en tiempos electorales como los que vivimos
actualmente, donde se decidirá el destino de más de 5 millones de personas,
población en números redondos de Baja California.
Bueno, yendo
al punto, para nadie es una sorpresa que hay muchos ejemplos del nulo valor
periodístico con los que los dueños, gerentes o administrativos de los medios
de comunicación manejan sus respectivas empresas.
No se trata de hacernos los mártires ni subirnos a
la cruz, se entiende que son empresas y como tales deben de estar preocupadas
por cuestiones como finanzas, publicidad y gastos, todos términos que a los
reporteros nos causan urticaria cuando nos los ponen como obstáculos para aceptarnos
tal o cual información; sin embargo las actitudes de estas muchas de personas
son nefastas, incluso bajo los estándares monetarios que se mencionan.
En alguna ocasión me tocó (sí, pecaré de ser
autorreferencial) que uno de estos administrativos que señalo me llamará la
atención por ser, según él, demasiado duro con cierto alcalde priísta de esta
entidad.
Me exigió no seguir con esta postura por el simple
hecho guardar una amistad con este presidente municipal… bueno y porque el
servidor público había comprado el equivalente a dos millones de pesos en
publicidad a la empresa ese mismo año.
En contraparte al día siguiente esa misma persona me
prohibió rotundamente cubrir a otro personaje público porque, cito: “él no es
amigo”.
Volviendo al campo de la obviedad, ambas posturas van
en contra del más básico manual de periodismo, aparte de ser tan ridículas como
la referencia animada que hice al inicio del escrito.
Desmarcándonos de las referencias animadas lo grave
de esta situación es que con sus honrosas excepciones los medios de
comunicación en esta ciudad dejan de lado unas de sus obligaciones troncales
hacia la sociedad: el darle información lo más confiable posible.
Ojala los motivos para no difundir información por parte de cualquier medio necesitaran
siempre de serios y profundos análisis político, de discurso o de contenido,
ojala. Porque cuando no se trata de dinero, todo se basa en motivos meramente
personales del responsable de ese medio, en si alguien es su amigo o no.
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