Por Armando Nieblas
El acoso escolar o bullying,
como popularmente se conoce desde los últimos años, además de haberse convertido
en un problema de atención urgente para autoridades y sociedad en general, ha
tomado un lugar privilegiado en la agenda de los medios de comunicación y
evidentemente de la clase política.
Decenas de casos se han
presentado en todo el país y pareciera que Baja California se encuentra lejos
de esa realidad, lo cual es incorrecto.
Sin embargo, lejos de encontrar un verdadero mecanismo para su
prevención, el tema ha sido bien aprovechado y sobre todo capitalizado por
funcionarios de todos los niveles de gobierno, quienes bajo el argumento de la “preocupación” se alzan el cuello anunciando medidas y políticas que lejos están de dar
resultados.
Regidores, Directores,
Secretarios y recientemente Diputados, son los que han dado a conocer una gran
cantidad de medidas, así como la impartición de talleres en busca de una solución,
lo que sin titubear es enviado a los medios de comunicación para su inmediata
difusión, asumiendo que los resultados serán más positivos si tienen proyección
mediática.
Pero el fondo del asunto
no es otro más que el político, con funcionarios y partidos más preocupados por sacar provecho del tema para; como se dice coloquialmente, “llevar agua su
molino”, el mejor ejemplo es lo que ocurre actualmente, por un lado legisladores de partidos con poco peso político como Movimiento Ciudadano y
Nueva Alianza anuncian a los cuatro vientos su propuesta de ley y como era de
esperarse, convocan a la mayor cantidad de medios de comunicación para que les
hagan los honores.
Por otro lado, el Gobierno
del Estado y el PAN desde el Congreso anuncian un evento magno denominado “Alto
al Bullying”, al que seguramente acudirán muchas personas, funcionarios y obviamente
medios de comunicación, pero que en el fondo tiene la única finalidad de no
quedarse atrás en la carrera y demostrar que también están interesados.
Más allá de propuestas,
talleres, leyes y eventos masivos, el bullying es un tema que debe ser atendido
de forma inmediata y sin tanta parafernalia, aunque siempre quedará la duda
sobre si realmente es un problema de extrema urgencia o si es producto de una sobreexposición
mediática impulsada por los mismos funcionarios, a quienes les urge legitimarse
ante la sociedad; finalmente es otra forma de entender la política, pero ahora
en tiempos del bullying.
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