Aunque cualquiera que se
haya acercado mínimamente a los medios de comunicación habría detectado a
ciegas los nombres designados para las candidaturas en el proceso electoral
próximo, en poco menos de un mes iniciarán oficialmente las campañas que
culminarán con la renovación del Congreso de la Unión y algunas alcaldías en el
país. A partir de ese momento los habitantes de este país seremos el blanco de
infinidad de mensajes de los partidos políticos. La mayoría de mínima calidad,
poco contenido y que solo buscarán
respuesta de la parte más morbosa de nuestro interior.
A pesar de lo cotidiano
que son estos spots (si usted acude con regularidad a salas de cine sabrá de lo
que hablo) lo que caracteriza ahora a estos periodos del año es que nos llenan
la cabeza con el discurso del “buen ciudadano que acude a votar” discriminando
así a todo aquel que piense que emitir su sufragio no vale la pena en un
desolado panorama democrático nacional. Nos aseguran existe una “oportunidad
histórica” cuando nada ha pasado antes al votar por estos mismos partidos
políticos.
Además, como ya viene
siendo una triste costumbre en este país, los vínculos de funcionarios con el
crimen organizado; las noticias sobre desfalcos y fraudes; los pocos resultados
en rubros económicos, sociales y de seguridad; así como el constante abandono
de cargos por parte del político para buscar escalar en sus trayectorias personales
lo único que han logrado es abonar al hartazgo y al abstencionismo.
A este escenario se suma
la no menos lamentable adhesión a la escena electoral de personajes de la
farándula, el deporte y otras esferas alejadas de la administración pública.
Personas a las que, sin embargo, no se les puede impedir contender. No es
crimen elegir un circo u otro.
¿Con esto, quién sería
capaz de señalar de mal ciudadano a quien opte por no regalar su voto a un ex
futbolista, una actriz de telenovelas, al protagonista de un videoescandalo
(generalmente de temática sexual) o a un ex funcionario con una lista de
delitos tras de él pero que por un sistema impune no ha sido metido a prisión?
Que lejos se ve el ideal
de Francisco I. Madero donde veía en el voto el arma de cambio que tenía el
mexicano. Como han prostituido los partidos políticos la única herramienta real
que tenemos los ciudadanos para participar en la toma de decisiones en el país,
dejando confundido (cuando menos) a los posibles votantes ¿Defendería igual el
voto el señor Madero si supiera que alguien como Carmen Salinas podría llegar a
la Cámara de Diputados?
Las autoridades se dicen
preocupadas por que haya buenos ciudadanos votando dentro de las urnas.
Pareciera que nadie se ha preocupado porque haya buenos ciudadanos plasmados en
las boletas.
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